No es capaz de disociar los procesos del lenguaje, del cuerpo así que cada palabra, imagen o enunciado que emite ella, o los demás, tiene una repercusión y un impacto muy sensible en el movimiento de su cuerpo y su gesto. No sobre reacciona, sino que existe en ella un mecanismo de compenetración total entre materia y energía.
Su derroche de energía o bien, para algunos, su patetismo, a veces le juegan a favor en sus objetivos y a veces en contra.