Marta

Nombre

Marta

Edad

48

Singularidad

Ha perdido la letra T… Simplemente sus labios no la atrapan ahí cuando la requieren. Si quiere decir la palabra “Chocolate” dice chocolae, o bien aránula en vez de Tarántula.

Acción

Realiza un gran archivo de accidentes que están cuidadosamente etiquetados y clasificados en audios y manchas sobre un muro.

Necesidades

Quiere recuperar la letra T, y la memoria para reconocer los detalles del accidente que vivió, según dice, hace 41 años. Sobre todo quiere recordar la cara de su mamá. Ella habla de allanar las caóticas salpicaduras de la sangre, de uniformar la agresividad de las manchas en su muro, en un rojo plano y pacífico, de alcanzar un estado neutro y liso de la violencia.

Observaciones

No acepta ningún tipo de consejo, recomendación o terapia y suele obstaculizar los acercamientos que asistencia pública intenta hacer para ayudar a la comunidad que se auto llama morbo x.

SIN LETRA T

“Como pueden ver he perdido una letra. La letra T. La letra que va entre la S y la U. No es que no la pueda imaginar, tampoco hay un problema fisiológico con mi boca, mi lengua o mis dientes. Es más bien algo que me pasa en el cerebro, un agujero o un pozo neurológico. Es como si en la hoja de papel en la que están dibujadas las letras del abecedario, justamente todas las letras, alguien hubiera realizado un corte, un agujero allí donde iría la letra T como con una perforadora de esas que solo había en el escritorio de la maestra y que ella usaba para perforar documentos importantes pero que nosotras solo queríamos usar para hacer confeti y reventar el cielo de colores bajo del salón de clases, claro, a costa de ir a la dirección… ¡ay, qué lindo que un día fui a la escuela! Ahí aprendí la letra T y ahí conocí a Julieta, a Tamara…ja ja.

Les explico. Yo la puedo ver, en mi mente, tocar en mi mente, pero no la puedo decir. Cuando quiero decirla aparece el abismo y me pasa… ¿como a esas acróbatas del circo que tienen que soltar la barra para que su compañera las agarre en el aire y les salve la vida?.. Entonces cuando yo estoy en el trapecio de -por ejemplo- la palabra chocolate, llego a chocola y ahí es donde como la acróbata me suelto de la barra y no tengo una amiga o colega que me agarre de los brazos o me salve la vida. No hay nadie que me salve, así como no hubo nadie que los salvara a ellos. Y si me esfuerzo demasiado, si peleo con fuerza contra esta situación y trato de pronunciar la T o de encontrarla en mi vocabulario se abre ese abismo y viene la rabia. Si peleo, me enfurezco, me viene un no sé qué masivo cardumen de bombas y cuchillos acá adentro. Me pongo mal y siento que podría matar, casi, yo creo, aunque nunca he matado a nadie, creo. Ja.

 

Creo saber cuándo la perdí. No sé por qué, aunque un poco entiendo por qué. No hay explicación científica, pero puedo suponer por qué se abrió ese boquete, ese abismo. Yo tuve un accidente trágico, así lo puedo decir. Recuerdo algunas cosas, algunas salpicaduras, fragmentos, pedazos, momentos puntiagudos, un segundo o dos, o la eternidad. Me acuerdo de las manos de mi papá aferradas al volante, manos grandes, y pesadas, esas manos recias que también habían agarrado el hilito de un globo azul en mi cumpleaños… recuerdo una oreja, con un arete largo, la mandíbula de mi mamá, solo la mandíbula y su arete… el pelo un poco solo… me acuerdo de…
Cuando intento acordarme, igual que con la letra te, aparece el abismo y me dan ganas de matarlos a todos… pienso, soy peligrosa, pienso: no busques la letra te, no busques ese recuerdo.

Por eso necesito crear una especie de archivo de accidentes de otros, para formar un lienzo plano rojo y no las salpicaduras desordenadas de la violencia. Un día, esta pared, este cuarto será todo rojo, amoratado, será un plano de sangre amable, un plano rojo que abraza. Como esas abuelas gordas y bruscas. Por eso te pido que me ayudes a llenar y compartir con quien quieras la encuesta que está debajo de mi ficha y aquí también.

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